La noticia cayó como un bombazo las pasadas Navidades: Jay-Z, el rapero más laureado de todos los tiempos, anunciaba su decisión de abandonar el puesto de presidente de Def Jam, el más emblemático sello en materia hip hop, con el fin de afrontar “nuevos desafíos” según sus propias palabras una vez finiquitados sus compromisos con la discográfica a lo largo de este 2008. Los empresariales, ya que a Hova todavía le quedan por grabar un par de álbumes para Def Jam.
La sorpresa fue mayúscula al no imaginarse nadie que las relaciones entre empresa y directivo se hubieran deteriorado tanto. Por entonces Jay-Z gozaba además de una posición envidiable y perfectamente asumida: la del hombre maduro que ha logrado dejar atrás el ghetto tras forjarse una carrera en casi todos los campos en los que se lo ha propuesto: música, ropa, equipos de baloncesto…
Y no es que Jay-Z se haya caído de buenas a primeras de un pedestal, pero sí es cierto que ahora se abre un periodo de incertidumbre en la vida de Shawn Carter, el hombre detrás del mito, a la espera de sus próximos pasos.
Estos, como suele ser habitual en su vida, son inciertos y vienen acompañados de multitud de rumores. Se dice que podría entrar a formar parte del equipo directivo de Sony, que está dispuesto a fundar su propio sello o que se hará cargo de uno nuevo que la gente de Apple tiene en mente.
Aunque no son menos los que aseguran que Jay-Z está hasta el gorro del negocio musical (que no de la música, ahí está su nuevo álbum ‘American Gangster’) y que, por tanto, se limitará a sacar discos, o que pretender hacer negocio con un hotel de lujo en Nueva York.
Y mientras tanto seguimos sin saber si se ha casado de una vez por todas con Beyoncé o no.
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